martes, 15 de marzo de 2011

ANALOGÍA ENTRE LA SITUACIÓN ECONÓMICA E INFORMATIVA DEL MOMENTO

No es la crisis económica la única que estamos viviendo en la actualidad. A esta mala situación de nuestras carteras tenemos que unirle el desprestigio que está sufriendo el mundo televisivo gracias a algunas de sus figuras más “ilustres”. Ya desde 2001 con el inicio de Gran Hermano y los sucesivos realitys que le siguieron se empezó a palpar la mala calidad de la televisión del siglo XX.
El mundo del espectáculo, el morbo y el cotilleo se han postrado en nuestras pantallas y no somos capaces de acabar con ellos.
La información se ha vuelto sensacionalista. Se cuentan los sucesos de manera impactante, se estudia la atención del público en cada momento y se llevan a cabo disputas entre los medios por obtener los índices de audiencia más altos. El curso de la información depende de ello, de lograr ser los más vistos renunciando, en muchas ocasiones, a una parrilla informativa interesante.
¿Cómo se puede entender que un canal de televisión dedicado a informar exclusivamente haya podido desaparecer a favor de un formato dedicado únicamente al morbo? La cancelación de CNN+ ha venido motivada por la falta de audiencia del canal y la decisión que se ha tomado ha sido emitir en su lugar Gran Hermano 24 horas. ¿Podemos comprender que un canal de noticias obtenga de media de share un 6% frente al más de 19% que consiguen Sálvame o Gran Hermano en cada una de sus emisiones?
Es la audiencia la que debe responder a estas preguntas, pues es la encargada de otorgar apoyo a uno u otro formato. Quizás la crisis económica que sufrimos desde 2008 tiene algo que ver en este asunto. El público quiere evadirse de sus problemas y, en vez de escuchar los sucesos que les afectan a diario, optan por ver en las pequeñas pantallas asuntos desligados de estos que les permitan mantener el ánimo sin tener que estar pensando constantemente en sus desafortunadas circunstancias.
Es ahí donde aparecen los programas de entretenimiento que ocupan gran parte de la oferta televisiva. Telenovelas, programas de asuntos del corazón, de cotilleo o, los tan populares, reality shows colman nuestras pantallas a cada hora del día.
Es cierto que la audiencia ve lo que se le ofrece, pero dentro de esa oferta debe ser selectiva y decidir qué quiere ver y qué no. En cierta manera el espectador tiene el poder, pues si el público fuera reacio a determinados tipos de formatos, al igual que se ha cancelado un canal de noticias, se podrían anular otros tipos de programas.
Por esta razón, cuando encendemos el botón de la televisión, ese maravilloso aparato que nos permite estar en contacto permanente con el mundo, debemos elegir cuidadosamente hacia dónde dirigir nuestra mirada y, si algo no nos interesa, mejor tener el televisor apagado que no fomentar aquellos formatos cuyo único interés es copar todos los índices de audiencia sin tener en cuenta los métodos empleados para lograrlo.



2 comentarios:

  1. Estoy de acuerdo con tigo en que es diicil de creer el exito de una programación y la falta de audiencia de otras, lo que no signifca que esas no sean buenas. Me cuesta pensar que hemos vuelto a los tiempos de "pan y toros" para evadirnos de los problemas y no profundizar en nuestra situación.
    Me alegra que gente joven que esta empezando se haga estas reflexiones y las haga publicas,

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  2. mamen me gusta mucho tu blog!!
    Sigueme!!
    www.palabrascomprometidas.blogspot.com
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