domingo, 20 de marzo de 2011

EL CUARTO PODER

Ya en el siglo XIX se designaba a la prensa como el cuarto poder. Tal es la influencia de este medio de comunicación que desde esa época se equipara al poder ejecutivo, legislativo y judicial. Como ya mencioné en anteriores entradas, la  información divulgada por los medios de comunicación hace referencia a aquellas parcelas de interés que PUEDEN ser dadas a conocer a la población. Sin embargo, hay otros muchos datos que podrían ser de interés general pero que quedan reservados.
La capacidad de la prensa y del resto de los medios de comunicación es tal que su control no puede dejarse al libre albedrío, por lo que depende de innumerables  condiciones políticas o económicas que establecen los entes más poderosos de cada país.
Si tan grande es la importancia de los medios de comunicación debería haber un control también en la clase de programas o formatos que aparecen en ellos. Los espectadores actúan de la forma en que lo hacen los personajes de su serie favorita, visten como ellos, y, de igual manera, piensan también como ellos.
Por estas razones se debería vigilar el contenido de los programas que componen la oferta televisiva o radiofónica, así como el de la prensa para, de este modo, salvaguardar la formación del público mediante la existencia de unos contenidos ricos en información relevante.
No quiero decir con esto que haya que suprimir los programas destinados al mero entretenimiento, sino que hay que vigilar los contenidos que se divulgan así como los comportamientos de aquellos que los difunden. Debe haber gente preparada para ello que pueda afrontar y soportar la difícil tarea de comunicar noticias a un público tremendamente amplio, sin insultar, armar escándalos o actuar.
Los directores de los medios de comunicación han de saber elegir a quién tras los micrófonos o las letras, pues saben de la influencia que estos personajes pueden ejercer sobre el público. Lo triste es que normalmente renuncian a contratar a profesionales instruidos, para conseguir tener entre su elenco a aquellos otros que son capaces de guiar la actitud del público sin aportar nada de valor, tan solo por el hecho de ser conocidos.
Volviendo a hacer referencia a la película Ciudadano Kane, en una de las escenas de esta vemos cómo el protagonista, director del periódico más importante de Estados Unidos de la época, dice en una conversación con su padre adoptivo: “no sé dirigir un periódico, simplemente hago lo que se me ocurre”. De esta manera lograba obtener grandes beneficios, pues el morbo de sus titulares y los escándalos que a través de ellos divulgaba atraían la atención de un gran número de espectadores. Sin embargo, la calidad de la información era nula y tras ella no había ningún tipo de diligencia informativa, tan solo la astucia de un hábil empresario que conseguía que su público estuviera más atento a leer su nombre en un periódico que a ojear las noticias que este incluía.
En el mundo del periodismo, muchas veces, todo vale. Conociendo la importancia de los medios de comunicación debemos luchar porque esto no sea así y por intentar hacer llegar a la población aquella información que de verdad pueda interesarle. Nuestro trabajo ha de ser informar, de inventar ya se encargan otros.

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