miércoles, 16 de marzo de 2011

LA CAJA TONTA

¿Somos conscientes del tiempo que pasamos parados delante del televisor? Gastamos muchas horas de nuestra vida postrados en frente de este aparato que tanto nos gusta y entretiene. Somos muy dependientes del televisor: tenemos uno en todos los lugares de nuestro hogar en los que más tiempo pasamos; vemos la tele mientras comemos, para relajarnos, o, simplemente, para pasar el rato u oír algún ruido que nos haga sentir acompañados. La televisión se ha convertido en un componente más de la familia.
El televisor es nuestra ventana al mundo. Nos informa de todo lo que acontece a nuestro alrededor y a miles de kilómetros de distancia, no solo a través de palabras, sino que además nos muestra imágenes y fragmentos audiovisuales. Unida a esta labor informativa que desempeña la televisión como medio de comunicación hay que mencionar esta otra labor de entretenimiento que hoy en día constituye la mayor parte de la oferta televisiva. Mientras que los informativos ocupan aproximadamente 5 o 6 horas de todo el tiempo de emisión diario de un canal cualquiera (hay que exceptuar los canales de emisión de noticias 24 horas), los programas de interés general, ya sea de prensa del corazón, dedicados al show de personas anónimas o a telenovelas, ocupan casi toda la parrilla “informativa”.
Si por algo se caracteriza este aparato en los últimos años es por el exhibicionismo que nos ofrece. Es un instrumento que va en contra de todo pudor de cualquiera que aparece en ella. Ya no solo supone una ventana al resto del mundo, a otros países o incluso al espacio, sino que se ha convertido en la ventana que nos muestra viviendas, dormitorios y a las propias personas por completo. La intimidad ya no es un elemento digno de preservación por parte de la televisión.
Es muy amplia la oferta que nos brinda este objeto tan polivalente pero, si tan maravilloso es, ¿por qué lo asociamos con el término “caja tonta”? Pues bien, el televisor tiene la capacidad de mantener a los espectadores ensimismados, los distrae y tiene la capacidad de lograr que pasen horas y horas delante de ella.
Hay algo que tiene la televisión que no tienen otros medios de comunicación y es que logra mantener al público en ascuas y muy atento porque lo que sale una vez no se repite hasta mucho tiempo después. Todos aquellos que trabajan detrás de la pantalla saben cómo mantener al público pendiente de todo lo que ocurre y se dedican a salvaguardar el factor sorpresa para lograr captar la atención. Así, se renuncia al simple hecho de contar noticias a favor del hecho de mantener la sorpresa  del público para luego no decir nada trascendental.
Por todas estas razones deberíamos hacernos una pregunta: ¿es verdaderamente la televisión ese objeto que calificamos como caja tonta o somos los espectadores los tontos por estar embelesados por su influencia?

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